- NyxdevaNYX [DIOSA PRIMORDIAL]
- Mensajes : 766
Inclinación : Bisexual
☾ Dioses Olimpicos ☽
Sáb Sep 17, 2016 4:26 pm
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Re: ☾ Dioses Olimpicos ☽
Sáb Sep 17, 2016 4:34 pm
Atenea/Minerva
La sabiduría y la versatilidad de la virginal Atenea eran una consecuencia directa de su extraordinario nacimiento. En cierta ocasión Zeus había concebido un hijo con oceánide Metis («sabiduría» o la diosa de la tierra, Gaya, y el dios de los cielos, Urano, habían dicho que el dios que naciese del embarazo de Metis sería muy superior a él). El dios supremo montó en cólera y devoró al atemorizado Urano, lo que le provocó tiempo después que tuviese un intenso dolor de cabeza. Hefesto, el artesano de todos los dioses, tuvo que utilizar sus herramientas para abrir la cabeza de su padre, de donde salió Atenea completamente vestida y ya adulta. De este modo, podría decirse que era la favorita de su padre y que en cierto sentido se parecía a él.
El valor era el rasgo más característico de Atenea. Su figura alta y delgada siempre estaba acompañada por el casco y la lanza. Llevaba el aegis o piel de cordero que le entregó su padre para cubrir sus hombros. Estaba decorado con borlas y la cabeza de Medusa, la Gorgona con su rostro terrorífico, cuya mirada podía convertir a cualquiera en piedra (ver Gorgonas, Las). Un buho que simbolizaba su sabiduría solía acompañarla a todos los sitios.
Hefesto quería hacer el amor con Atenea como recompensa por haberla ayudado a venir al mundo, pero la diosa escapó de su abrazo y Hefesto eyaculó sobre el suelo, surgiendo de ahí Erichthonius (Erictonio), que Atenea confió a las hijas de Cecrops, uno de los primeros reyes de Atenas. Pero esto tuvo consecuencias terribles cuando, tiempo después, Erictonio se convirtió en rey de la ciudad.
El valor era el rasgo más característico de Atenea. Su figura alta y delgada siempre estaba acompañada por el casco y la lanza. Llevaba el aegis o piel de cordero que le entregó su padre para cubrir sus hombros. Estaba decorado con borlas y la cabeza de Medusa, la Gorgona con su rostro terrorífico, cuya mirada podía convertir a cualquiera en piedra (ver Gorgonas, Las). Un buho que simbolizaba su sabiduría solía acompañarla a todos los sitios.
Hefesto quería hacer el amor con Atenea como recompensa por haberla ayudado a venir al mundo, pero la diosa escapó de su abrazo y Hefesto eyaculó sobre el suelo, surgiendo de ahí Erichthonius (Erictonio), que Atenea confió a las hijas de Cecrops, uno de los primeros reyes de Atenas. Pero esto tuvo consecuencias terribles cuando, tiempo después, Erictonio se convirtió en rey de la ciudad.
Hermes/Mercurio
Y entonces, dice el poema, “… la ninfa parió un niño versátil, de sutil ingenio, saqueador, ladrón de vacas, caudillo de sueños, espía de la noche, vigilante de las puertas…” (…) Hermes nació al alba y para el mediodía ya había inventado la lira (nos dice que es la primera descripción que se conserva sobre la construcción de este instrumento musical); para la noche había robado las vacas de Apolo; en unas cuantas horas más había ideado el caramillo pastoril de varias flautas y la manera de encender el fuego.
Es un dios presuroso, rápido, siempre en movimiento; además, personifica el crepúsculo del alba y el del atardecer, es hora en que las cosas parecen indefinidas; es siempre el padre del sexo fugitivo, del hermafrodito, como su nombre lo indica; pasa por entre las fisuras, como el aliento otoñal y como la niebla, es “caudillo de sueños”.
Dotado de estas facultades, era natural que se convirtiera en el mensajero de todos los dioses. Y ese trabajo exige el saber hablar y saber persuadir. Así, fue adorado como dios de la oratoria y de la literatura (recordemos al “Ilustre Hermes”). Es también Hermes competidor, a quien menciona Píndaro, patrono de las competencias de atletismo e inventor del trueque, de la “obras recíprocas”; en consecuencia, también es patrono del robo. Es bandido innato. Y al lado de todo esto, es también un dios fálico. Nadie lo diría; Hermes al lado de Príapo.
(…) Hermes regala una lira a Apolo. Apolo le concede la protección de los rebaños y le da “un reluciente látigo”: de pastor. Pero la profecía no puede concedérsela, puesto lo ata un grave juramento hecho a Zeus; Hermes recibe únicamente a las tres Moiras, las tres hermanas que enseñaron la adivinación a Apolo cuando era niño.
Al final del himno Apolo, además, reconoce ante Hermes:
(…) Sin embargo, cualquiera que sea su cronología, desde entonces vemos a Hermes como guía de las almas; allí, por primera vez en Homero, el dios es llamado cilenio, según la tradición arcádica de nuestro himno. Por eso me gustaría aquí copiar ese fragmento.
Es un dios presuroso, rápido, siempre en movimiento; además, personifica el crepúsculo del alba y el del atardecer, es hora en que las cosas parecen indefinidas; es siempre el padre del sexo fugitivo, del hermafrodito, como su nombre lo indica; pasa por entre las fisuras, como el aliento otoñal y como la niebla, es “caudillo de sueños”.
Dotado de estas facultades, era natural que se convirtiera en el mensajero de todos los dioses. Y ese trabajo exige el saber hablar y saber persuadir. Así, fue adorado como dios de la oratoria y de la literatura (recordemos al “Ilustre Hermes”). Es también Hermes competidor, a quien menciona Píndaro, patrono de las competencias de atletismo e inventor del trueque, de la “obras recíprocas”; en consecuencia, también es patrono del robo. Es bandido innato. Y al lado de todo esto, es también un dios fálico. Nadie lo diría; Hermes al lado de Príapo.
(…) Hermes regala una lira a Apolo. Apolo le concede la protección de los rebaños y le da “un reluciente látigo”: de pastor. Pero la profecía no puede concedérsela, puesto lo ata un grave juramento hecho a Zeus; Hermes recibe únicamente a las tres Moiras, las tres hermanas que enseñaron la adivinación a Apolo cuando era niño.
Al final del himno Apolo, además, reconoce ante Hermes:
Y que él solo fuera el mensajero perfecto para Hades.
(…) Sin embargo, cualquiera que sea su cronología, desde entonces vemos a Hermes como guía de las almas; allí, por primera vez en Homero, el dios es llamado cilenio, según la tradición arcádica de nuestro himno. Por eso me gustaría aquí copiar ese fragmento.
El cilenio Hermes llamaba las almas de los pretendientes, teniendo en su mano la hermosa áurea vara con la cual adormece los ojos de cuantos quiere o despierta a los que duermen. Empleábala entonces para mover y guiar las almas y éstas le seguían profiriendo estridentes gritos. Como los murciélagos revolotean chillando en los más hondo de una vasta gruta si alguno de ellos se separa del racimo colgado de la peña, pues se traban los unos con los otros: de la misma suerte las almas andaban chillando, y el benéfico Hermes, que las procedía, llevábalas por lóbregos senderos. (…)
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