Layla Ali [REGISTRO]

i nombre es Layla Ali y tengo 17 años. Soy de piel blanca y mis ojos son grandes como dos piedras de rubí, algunos me dicen que mi mirada es hermosa y otros a mis espaldas piensan que mis ojos son rojos como los de un demonio, pues la ciudad de donde provengo no se siente muy cómoda de que sea una reina esfinge la que conduce a su habitantes, aunque... para ser sincera, ese trabajo es algo de lo que se encarga mi esposo. La mayoría de mi pueblo es humano o pertenecen a otra raza, pero no les gusta la idea de que una esfinge este en el trono, y esto es porque ellos piensan que todas las esfinges son engañosas o manipuladoras.

Mi cabello es largo y liso entre rojo tonos cálidos como las uvas de los vinos. Mi estatura es aproximadamente de 1.60, dicen que tal vez crezca un dedo más, pues todavía soy muy joven. Suelo vestir con collares, pulseras o anillos de oro, pues necesito destacar mi lugar en el reino, el cual es muy pesado de llevar. La responsabilidad de ser una reina no me gusta y a veces sueño con ser una mujer común.

Soy delgada y mi pecho y mis caderas destacan de mi cuerpo, dicen que esa es la única razón por la que mi esposo aceptó casarse conmigo y bueno... porque venía de una familia importante. De no haberme casado, mi reino hubiera podido reclamarlo cualquiera.

oda mi vida había sido muy alegre y platicadora hasta que tuve que casarme con mi esposo. Probablemente esa fue mi mayor desdicha, sólo soy un objeto de su deseo y yo siento asco cuando él quiere estar conmigo. Así que prefiero que consiga muchas mujeres y que esté con ellas a que esté conmigo, pues yo no siento amor por él, y él por mi sólo siente posesión como a mi trono.

Me gustaba salir, bailar y cantar antes de estar con él, pero ahora ese tipo de cosas no las puedo hacer, no sólo porque no me siento alegre, sino porque cuando él me oía cantar en voz baja me decía que dejara de hacerlo o que me dejara de comportar con una niña. La verdad es que mis cantos, que a veces hago en voz baja son tristes y a veces es la única salida a la realidad que en encuentro ante mi terrible destino.

Sé leer y escribir por mi posición en mi reino, pero no manejo nada de él, ni siquiera me piden una opinión. Mi esposo es receloso con ello y él sólo quiere dirigir el pueblo con su poder y mi vida. Cuando él está me gusta pasar desapercibida o ausente y la mayor parte de mi tiempo estoy con sola, con un amable soldado al cual obligaron a cuidar de mi todo el tiempo. A veces me pregunto si se cansa de mi presencia.

Soy curiosa la mayor parte del tiempo y cuando puedo escapar de su cuidado, me escabullo por el reino y a veces me entero de cosas que no quisiera saber. Si estuvieras en mi lugar, te sorprenderías de la cantidad de personas que tienen dos caras y no dudarían en traicionarte. Esa curiosidad me ha llevado a pasar males, a veces hablo muy poco con mi cuidador y... me hace sentir mejor cuando estoy triste. No sé si pueda confiar en él, pero tiene un algo que emana paz y tranquilidad y yo... no puedo evitar sentir curiosidad por las cosas que piensa.

na de mis afinidades son la tierra, puedo manejarla y hacer que se mueva o tome la forma que yo quiera, aunque no suelo practicar mucho mis poderes, ya que a nadie le gusta verme usarlos. Antes me divertía mucho jugar con la tierra, ahora en cambios, trato de evitarlo.

Puedo convencer a las personas con facilidad, pero... este poder tampoco lo uso, me avergüenza demasiado tratar de controlar a alguien cuando ya todos me juzgan sólo por ser una esfinge. ¡Por cierto! cuando me convierto en una soy bastante veloz y te sorprenderías de la fuerza que nosotros poseemos en la cola, pero... casi no me transformo tampoco porque bueno... ya te lo imaginarás...

Sé usar la lanza y la manejo bastante bien, claro, no tanto como mi cuidador.

o era la mayor de tres hermanos. Por supuesto que mi primer hermano era la adoración de mis padres, sólo por el hecho de ser varón, pero a pesar de eso, nunca me dejaron de lado y ellos siempre me demostraron su amor. Luego años seguidos tuve dos hermanos más hasta que... un día en un viaje, mi padre se llevó a mis tres hermanos con él, pues deseaba que comenzaran a empaparse de la importancia de la política y sus futuras responsabilidades; en cuanto a mí, me quedé en el palacio con mi madre. Sin embargo, algo en ese viaje salió mal, pues unos bandidos, los cuales nadie descubrió quienes eran y por qué lo hicieron, asaltaron la carroza de mi padre y lo mataron junto a mis hermanos y a sus guardias. Esto fue un escandalo real en toda la ciudad.

Su perdida fue tan insoportable para mí, sobre todo para mi madre que, sin ver otra salida a la edad de 15 años comenzó a buscarme un esposo, que se hiciera cargo de mí y viera por el porvenir de nuestro pueblo. Así fue como en una gran fiesta meses después de la muerte de mis hermanos y mi padre, conocí a mi futuro esposo. Un hombre de 44 años de edad, feo, regordete, amante de la bebida de la fiesta y la lujuria. En fin. Así llegó mis desdicha... a los 16 años me casé con él, aunque en las nupcias y cada vez que él desea estar conmigo, uso mi convencimiento para no estar con él. De hecho, él piensa que mi cuerpo ya le ha pertenecido una vez... aunque la verdad nunca ha sido así.

Hace tiempo escapé de mi pueblo y llegué a Mythologíes, ¿Quieres saber por qué? bueno... eso es lo quiero contarte aquí.